domingo, 11 de septiembre de 2011

Felipe... a tu recuerdo


Veo como pasa el fulgor de los días,
tu nombre resbala en cada lágrima,
el tono de tu voz se refleja
en cada palabra entumecida...
Los gestos son miles y
llenan cada espacio a nuestro alrededor,
pero el alma se encuentra
en el alto... vacía...
Sentimos como nuestro aliento vuela
y como en un día de escarcha
deja su leve huella al salir de la boca.
Es increíble como el nombre,
la vida, el ser completo,
los sueños y las palabras de una persona
pueden calar tan hondo
en los corazones,
que se vuelve un tatuaje
enorgullecedor y a la vez melancólico.
Felipe... tu existencia
como el rayo de luz entre los árboles,
se cuela y vuelve a dar vida,
tu sonrisa como una brisa
en pleno verano
llega a nuestros cuerpos
y nos abraza.
El tiempo domina a la mente,
pero en el corazón el tiempo no cuenta,
ayer, hoy y mañana,
no se desnudarán en los años
y tu recuerdo seguirá vivo,
como el preciso instante
donde cada uno de nosotros
escuchó tu voz...
ya sea en persona o a kilómetros de distancia,
gracias al angel que llevas dentro
te sentimos a nuestro lado...

El cielo derrama la lluvia
y en cada gota una palabra
y una bendición es para ti...
Cierro los ojos... llueve,
en mis mejillas, a los pies de mi alma.
Cierro los ojos... llueve,
te recuerdo,
entre la vida y la esperanza.

Adiós Felipe


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